viernes, 14 de abril de 2017

Reseña | Sherlock S4


Título: Sherlock
Guión: Mark Gatiss, Steven Moffat.
Género: Detectives, Policíaca, Drama Televisivo, Suspense
Año: 2010
Cast: Benedict Cumberbatch, Martin Freeman, Mark Gatiss, Amanda Abington, Una Stubbs
Ubicada en el Londres del siglo XXI, la serie sigue los pasos del excéntrico detective Sherlock Holmes junto a su compañero el doctor John H. Watson, en su búsqueda por resolver los brutales crímenes que se van desarrollando. Sus insuperables habilidades de deducción y su arrogante distanciamiento emocional le convierten en el perfecto detective, pero pronto descubrirá que hay alguien más que le sigue los pasos, el misterioso James Moriarty.

ATENCIÓN: Esta reseña es de la cuarta temporada de Sherlock. No hay spoilers de las tres primeras, más allá de lo que me ha sido imposible obviar. Sí que hay spoilers de la cuarta, pero están señalados.

Advertencia: El que me conozca sabrá que Sherlock y Doctor Who son dos de mis series preferidas, como también conocerá de antemano mi profundo odio hacia el showrunner y guionista Steve Moffat. Si os cae bien no se os ha perdido nada aquí, porque en un estilo bastante tumblresco, declaro que este es un espacio full Moffat!Hate.

¿Habéis visto alguna vez una serie y, después de verla, habéis tenido que asimilar qué acabáis de ver para, tres meses después, seguir sin tener ni idea de qué era eso? Bienvenidos a mi vida.

Quizá me creé expectativas muy altas con esta serie, quizás me esperaba algo inteligente y atrevido que desafiara mi mente de buenas maneras, porque es un trato al que las dos primeras temporadas de esta maravillosa serie me acostumbraron, pero, si he de ser sincera, me encontré cualquier cosa menos eso.

Me encontré tramas deshiladas, agujeros que no había forma de rellenar, personajes que no podían estar menos alejados de su personalidad original y unos guiones que parecían estar escritos para desafiar a niños de párvulos. Quizás la temporada despertó en mí sentimientos que no había despertado antes la serie, quizás me estremecí más, y hasta lloré, pero no es esto lo que esperaba de esta serie, en absoluto.

Quizás lo que sí sea un motivo para llorar sean las tramas desaprovechadas que fueron enfocadas tan pero tan mal que no encuentro palabras para describir mi decepción y mi desencanto. O sí, porque tengo la sensación de que esta será una reseña muy, muy larga en la que echaré fuera toda mi desesperación y todo mi desencanto hacia los tres capítulos que terminaron de arruinar lo que, hasta entonces, podía ser considerada una serie perfecta (si obviamos la tercera temporada) y una bandera de la televisión inglesa.

Quiero aclarar, antes de que lleguéis a la conclusión equivocada, que sí, soy Johnlock shipper, y sí, encuentro muy justificado esperar una relación por parte de los dos personajes, porque hay suficientes indicios que llevan en esa dirección, pero no, mi queja no está fundamentada ni incluye en ningún momento la sexualidad de los personajes. Se han hecho miles de críticas al respecto, críticas con las que coincido sin duda, y no seré yo la que reitere un argumento desgastado.
Así pues, sin más dilación, empezaré por el capítulo uno (marcando los spoilers pertinentes).

La temporada despega justo después del final del especial que se emitió por año nuevo en 2016 (Sherlock, además de ser una serie que consigue despertar todos mis sentimientos, en este caso nada buenos, también es una serie que me hace esperar y perder la paciencia durante dos o tres años para luego soltar tres capítulos y despedirse hasta nuevo aviso), The Abominable Bride, una fumada bestial (y no solo por parte de los guionistas, gracias a Dios, porque me pareció un muy buen capítulo) que además pretendía transmitir un mensaje feminista, o al menos de apoyo a la mujer, que no se ha mantenido en absoluto en la presente temporada.

El capítulo 1, “The Six Thatchers”, es un sinsentido de principio a fin, y, además, el más aburrido y flojo de los tres.

Bebé, matrimonio insatisfecho, preguntas sin responder, un desplazamiento del personaje de John que no hay por dónde cogerlo, y que conduce a una trama que tampoco hay por dónde coger… Seguidamente tenemos un viaje que bien podría estar sacado de una película de Indiana Jones y que no nos conduce a ningún punto en absoluto, una revelación que nos hace preguntarnos cuál era la necesidad de la tercera temporada de la serie si la única intención que tenían para con el personaje de Mary era este y una conclusión totalmente fuera de lugar. Todo el capítulo podría haberse presentado de una forma muchísimo mejor, y los personajes podían dar mucho más de sí.

[SPOILER S4] ¿Soy la única que veía el enorme potencial de Mary como villana y que se sintió muy decepcionada cuando se reveló su historia? No aporta nada, ni viva ni muerta, no consigue que sienta pena por ella, y no es consiguiente con la importancia que se le dio con anterioridad. Tampoco entiendo por qué hay ese cambio en la relación de John y Sherlock al principio (es como si John quedase relegado y Mary ocupase su lugar, haciéndole sentir mal e insignificante dentro de la dinámica que llevan los tres), que también es parte de la causa de su distanciamiento al final, aunque John esté molesto y dolido, unos sentimientos bastante confusos. Más que nada, creo que se siente culpable, pero eso no me corresponde a mí analizarlo.

En todo caso, sigo pensando que relacionar lo de Moriarty con Mary habría dado muchísimo más juego que lo que terminaron haciendo, que, de verdad, no hay por dónde cogerlo [FIN SPOILER].

“The Lying Detective” le da la vuelta al asunto. Es el capítulo que salva la temporada y que me hizo pensar que merecía la pena seguir manteniendo las esperanzas altas a pesar del capítulo anterior. Nos encontramos ante una actuación brutal tanto por parte de Benedict como por parte de Martin, y también ante una trama tan bien hilada y con tan buenas referencias y momentos que me quito el sombrero ante Moffat y Gatiss a pesar de lo mucho que termino odiándoles al ¿final? de la serie.

Si hay algo que quiero destacar de este episodio, más allá de la maravillosidad que es y el amor que le tengo a Mrs. Hudson, y, ya sé que me repito, pero es algo que hay que recalcar, lo bien actuado que está, es ese regreso, quizás más bien taimado pero presente, al fin y al cabo, de Sherlock a la deducción. Los problemas que se le presentan son increíbles, y la forma en que consigue descifrarlos una vez más hace que te quedes con la boca abierta y no puedas sino sentir un alto nivel de fascinación.

El villano de este episodio juega con el espectador y con los personajes de una manera increíble, y en ningún momento sabes muy bien qué creer. La relación entre Sherlock y John también te mantiene en tensión constante, haciendo que te preguntes quién será el primero en ceder o peor, quién será el primero en sucumbir a esta. La violencia y el dolor son un plato asegurado en esta maravillosa obra de la televisión que consigue en noventa minutos lo que otras series parecen no poder alcanzar en temporadas eternas. Y, como la serie no cesa de fascinar al espectador, también comprobamos una evolución del personaje principal, con escenas y discursos que te dejan a flor de piel.

Más allá de las actuaciones, de la resolución o de lo que se descubre a lo largo de este capítulo, de cómo las relaciones se metamorfosean hasta convertirse en lo que son en la última entrega, hay algo importante que recalcar en este capítulo, y es que, en un tono mucho más maduro, te ofrece todo lo que Sherlock es, todo lo bueno de esas dos primeras temporadas, quizás desmereciéndolo un poco con las tramas.

El final del capítulo te deja al filo del asiento, comiéndote las uñas y compartiendo todas las teorías habidas y por haber en Tumblr de cómo terminará la serie y por qué está pasando lo que está pasando.

[SPOILER S4] No todo lo que tengo que decir sobre este capítulo es bueno, por supuesto. Me dolió ver a mis bebés tratarse de esta manera, con la pelea y todo, y hay un elemento recurrente que empieza en este capítulo y se mantiene a lo largo del episodio siguiente, que es la presencia de Mary como “alucinación” de John.

Aparece como esta figura amable, simpática, que empuja a John a dar lo mejor de sí y llevar la vida que quiere llevar. Pero no entiendo a qué se debe esta Mary, más allá de que es solo un reflejo de la mente de John, que se siente culpable, porque en ningún momento sentí que el personaje fuese así. Me molestan sus DVDs, me molesta su constante presencia, totalmente innecesaria, y me molesta que no me pueda quitar la espinilla de lo muchísimo mejor que hubiese sido la resolución de la serie con ella como villana y no con un arco de redimensión que no hay por dónde agarrar. Lo siento, pero es así. No se le saca el jugo, y cuando aparece, no permite que el espectador disfrute en plenitud de la serie [FIN SPOILER]

Como comentaba antes del spoiler, el final del segundo episodio te deja al filo del asiento, por eso no puedes sino decepcionarte cuando “The final problem” empieza de la manera en la que empieza. Cuando vi el capítulo por primera vez, en ruso y sin subtítulos, sentí que me estaban gastando una broma. Que tenía que haber más que aquello. Y bueno, en parte no entendía qué estaba pasando, así que estaba confundida por doble.

Cuando, al día siguiente, el capítulo estuvo disponible en Netflix () y pude verlo en inglés como una persona normal me di cuenta de que no, mi reacción de estupefacción, en el mal sentido de la palabra, no se quedaba corta. Por supuesto que disfruté del capítulo, me hizo estar en tensión durante todo el tiempo e incluso terminé llorando en alguna que otra escena.

Pero que un producto cultural sea capaz de despertar en mí sensaciones no lo convierte inmediatamente en un producto mejor o peor. Podría disertar aquí sobre la industria cultural en general y parafrasear a Adorno incluso, pero por mucho que me guste lo que estoy dando en clase, no es ni el momento ni el lugar. Sí, me gustó, pero no, no me gustó. Es algo más complejo que eso. Esperaba algo increíble, y aunque a nivel audiovisual me quito el sombrero, y la historia, si no empiezas a deshilarla, no está nada, pero nada mal, esto no está a la altura.

Más que nada porque la trama, y ahora sí que lo digo en el mal sentido, es infumable. No hay por dónde coger eso. Sherlock siempre se había mantenido, y quizás eso atraía a los espectadores, encima de una cuerda floja, una frontera entre aquello que es creíble forzando un poquito la mente y aquello que no. Con este capítulo no solo hay un patinazo brutal que hace que tengas que abrir la mente a unos niveles de Doctor Who más o menos, sino que, además, si se trata, como muchos sospechan, del final de la serie, no hay forma de encarrilar esto de nuevo.

No considero lo que diré a continuación un Spoiler, porque es la premisa de la temporada y es algo que ha dado muchísimo que hablar, así que lo diré sin rodeos. El capítulo gira alrededor de la hermana olvidada de Sherlock, Eurus, que es además increíble en todos los sentidos, pero sobretodo en el cerebral, llegando incluso a superar a sus brillantes hermanos. Se nos presenta en el segundo episodio, antes de ese increíble final que queda totalmente inutilizado aquí, y lo hace para poner todo patas para arriba.

Nos hallamos ante una producción desmedida, que, como ya he dicho, y como ya comentaré más adelante por qué con asiduidad, no me entra (en la cabeza, me estaba quedando sin analogías) ni con calzador. Es una mezcla entre una película de terror de serie Z, Saw y Shatter Island a la que se ha añadido unos efectos de película de acción de mediados de los ochenta y unos gags recurrentes que descolocan al espectador y que crean uno de los descuidos más complejos de todo el capítulo. Añadid una psicópata con cualidades poco humanas a la batidora y tenemos un completo kit de supervivencia para guionistas sin ideas.

Para mí, este fue el capítulo que destruyó, sin retorno, una serie que siempre voy a considerar muy buena y especial. Creo que tanto Moffat como Gatiss podrían haber hecho un trabajo espectacular que fuese capaz de maravillar y contentar a los espectadores, y fueron en la dirección contraria, ofreciendo un capítulo que estuvo al otro lado de una larga lista de malas críticas y confusión general. De todos modos, no pretendo que estéis de acuerdo conmigo, porque sé que a mucha gente le gustó, le convenció como final, y es algo que respeto, porque no todo el mundo tiene la misma opinión. Pero iré al grano de una vez que esto es más largo que una tesis doctoral.

[SPOILER S4] Oi, oi, oi. No sé ni por dónde empezar. Esto será una matanza, así que cubriros porque os podría salpicar algo de mi sarcasmo mordaz.

En un país multicolor, el mejor modo para que tu hermano mayor te hable de tu hermana que está encerrada en un manicomio de alta seguridad es hacer que un payaso y un enano vestido de niña le persigan por la casa. ¿Hablar como personas normales? No mientras cualquier Holmes pueda impedirlo.

Recordemos que el último capítulo terminó con Eurus admitiendo que es la hermana de Sherlock y disparándole a John. Ese es un problema “sin importancia” que los guionistas brushed out diciendo que era un tranquilizante y pues nada, que no es importante para la trama en absoluto. Oh, well.

A continuación, tenemos un espectáculo de fuegos artificiales, que les ha sido ofrecido por el 221B explotando y Sherlock y John saltando por la ventana mientras Mycroft va a ayudar a Mrs. Hudson. Tranquilos, que por más Borneriano que sea todo esto, no hay nadie herido, lo que les permite coger un helicóptero, abordar un barco pesquero y disfrazarse de forma ridícula para acceder a una isla a la que Mycroft ya tenía acceso desde un principio.

Tened en cuenta que esto ocurre en los primeros… ¿quince? minutos del capítulo. ¿Pensáis que es de lo más normal y aceptable y que los guionistas estaban totalmente serenos y en sus trece? Tranquilos, que el viaje no ha hecho más que empezar.

Eurus, la hermana loca de Sherlock y Mycroft está encerrada en una isla, pero ha salido de su prisión de máxima seguridad porque es tan inteligente que tiene poderes que le permiten controlar a los demás, una especie de hipnosis. La inteligencia de sus hermanos parece verse inhibida en su presencia (no es una teoría que haya podido probar, pero es algo de lo que estoy bastante convencida). Soy Sherlock Holmes, puedo resolver misterios sin estar allí, pero cuidado, no vaya a ser que no me dé cuenta de que no hay cristal en la celda de aislamiento de una psicópata.

Usar a Moriarty para atraer a Sherlock al juego ese también es un esquema bastante… estúpido. No hay otra palabra. Ey, Eurus, soy Mycroft, tu hermano guay. Te he traído a otro psicópata para que juguéis. Oh, se me olvidaba, él y Sherlock son enemigos. Volveré a las cinco. Te traeré la merienda.

Y el juego en sí. No hay tensión, no hay misterio. No hay nada que esté a la altura de Sherlock. Las “pruebas” que hay que ir pasando son, en su mayor parte, un insulto a la inteligencia que se demuestra en los otros episodios por parte de todos los personajes, una forma de mostrar una evolución de los que no me termina de encajar con nada, una excusa para mostrar muerte tras muerte de unos personajes que no me podrían importar menos, y, más importante todavía, una denigración del personaje de Molly.

La escena del ataúd, la escena del “te quiero”, me desgarró de tantas maneras. He leído críticas positivas, pero no hay forma de que yo pueda verlo así. Lo que veo es un personaje que se arrastra, que después de años sigue siendo mostrado como nada más que alguien cuyo papel en la serie es tener un amor no correspondido por el protagonista, que aquí además es aprovechado como objeto de burla por parte del villano y, por lo tanto, denigrado aún más. No comprendo qué pretendían hacer los guionistas con esto, si querían demostrar que Sherlock sentía algo por ella, aunque solo fuese amistad, si de verdad era lo que ella necesitaba para seguir con su vida… no lo sé, pero me pareció horrible el trato que Molly recibió.

Después de este descanso, regresemos a la niña del avión. Entre prueba y prueba tenemos a una niña que llama desde un avión en el que todo el mundo duerme y se va a estrellar en cualquier momento. Sherlock, John y Mycroft se preocupan mucho por ella, lo cual es tan OOC como el resto del capítulo, y sufren, y el avión vuela, y vuela, y vuela…

Mientras el capítulo te va mostrando algunas decisiones cruciales, como a quién matar entre tu mejor amigo y tu hermano, y algunos recuerdos que te permiten absolutamente, 100%, sin lugar a dudas, rellenar todos los huecos que la serie fue dejando a lo largo de los años (Sherlock no tenía un perro, tenía un mejor amigo que murió ahogado en un pozo, canciones creepy incluidas; no se acuerda de su hermana Eurus porque quemaba cosas y mataba gente y es un recuerdo que es normal suprimir, Sherlock es como es por eso, porque vamos, es lo que tiene la vida)… Y así podría seguir todo el día.
La niña del avión resulta ser Eurus. Sola, desamparada, porque nadie le hacía caso. Para creernos esto tenemos que ignorar que la niña les hablaba por móvil mientras Eurus estaba sin nada acurrucada en una habitación sufriendo porque ser una psicópata es muy duro (supongamos que se acurrucó allí después de hacer que sus secuaces hipnotizados del loquero en el que estaba atasen a John en un pozo y dejasen a Sherlock sedado en su antigua casa).

Ahora en serio, Eurus es genial. No solo es un estereotipo de persona con problemas mentales a la que se encierra y se trata como si no existiese, sino que además es aficionada a matar a los mejores amigos de su hermano ahogándolos en un pozo, quemar casas y fingir ser una niña pequeña encerrada en un avión para decir que se siente sola y necesita amor. Más allá de su fase psicótica, seguro que podemos apreciarla y entender por qué Sherlock toca el violín con ella y sus padres la visitan felices de la vida. Es una escena completamente conmovedora (NO).

Después de consolar y encerrar de nuevo a Eurus (porque eso funcionó de maravilla la primera vez) y de una emotiva cena en familia, Sherlock y John, que ha salido de un pozo en el que estaba atado sin que nadie le desatase, reconstruyen 221B con Rosemary (la hija de John que, supondremos, estaba con Harriet, su hermana lesbiana alcohólica, durante el resto del capítulo) y un DVD de los de Mary de fondo, siendo buena y diciendo que son sus Backstreet Boys. Nada más que añadir a esto. Un precioso final para un precioso episodio. Les doy mis dieces. [FIN SPOILERS]

Hmm, creo que va siendo hora de terminar esta extensa, extensa discerción sobre por qué la cuarta temporada de Sherlock no debería haber existido jamás. Si habéis llegado hasta el final, muchas gracias por vuestra paciencia y vuestra atención, porque os habéis tragado nueve páginas de Word que consisten en mí quejándome. Os quiero.

Como conclusión a este extenso comentario totalmente parcial y que, para nada, muestra mi ira, solo me queda decir: QUÉ MIERDA HE VISTO Y POR QUÉ.


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